Ahora llega el tiempo de las cruzadas.
Por las ventanas cerradas los pájaros
se obstinan en hablar
como peces de acuario.
Junto al escaparate de una tienda
una mujer bonita sonríe.
Felicidad no eres sino lacre
y yo paso como un fuego fatuo.
Una multitud de guardianes persigue
a una mariposa inofensiva fugada del asilo.
Mañana habrá entierros gratuitos:
ya no se resfriarán.
Hablarán el lenguaje de las flores;
se iluminarán con las luces ahora desconocidas.
Pero hoy es hoy.
Allá lejos en el océano,
entre dos aguas,
un bello cuerpo de mujer hace retroceder a los tiburones.
Robert Desnos