lunes, 13 de julio de 2009



Yo soy aquel que ayer nomás decía.
Pero ahora es el silencio:
el silencio, el dije de preso.
Contra una soledad poblada en exceso.


Me apliqué al intento de ser sincero, de caer en el lazo.
Puesto mi espíritu en una disposición que no fuera solamente
un ánimo,
Pero algo mata al ser que se conjuga
(...)Y esto se va a volver aún más desagradable,
más pesado y más
sexual
Mente insatisfecho, màs tonto en sus giros de sorpresa,
Como un alto vuelo, o su pretensión bajo el agua,
Más burdo en su absurda autolimitación
y más hiriente en su orgullo de cobayo.
NO, no se trata de la quiebra de un talento,
Sino, o más bien, del decrédito de un interior.
Sin ironía, en mi mundo moral reino yo.
Este alegre imperdón es lo que se consigue
después de un largo trabajo.


El que está solo en una pieza sabe que por algo está solo
y está pieza.
Un amor del ser, fundamental, un amor de repugnancia
carismática.


Y proseguir es tremendo.
Quedarán solamente
los indomables defectos de cualquier traducción:
En cambio, un clítoris magnífico se lanza a la aventura:
mejor así.
El pene exajera los anhelos.


Escriban, es un niño escribir,
un desamparo, un prematuro, como cualquier otro.


Osvaldo Lamborghini.