jueves, 1 de octubre de 2009




mis vacaciones me evitaron confundir alegrías
de la contemplación con el aburrimiento.
en parís, en los museos, a veces hice trampa;
al menos conocía la diferencia
entre las admiraciones forzadas
y las emociones sinceras.
Aprendí también que para
entrar en el secreto de las cosas,
primeramente hay que darse a ellas.




por lo general
mi curiosidad
era
glotona:
creía poseer en cuanto conocía
y conocer
con sobrevolar.









(Simone de Beauvoir)