nos ofrecen. Yo estaba,
cuando te miré -¿cuándo?-
fuera en
los otros mundos.
Oh esos caminos, galácticos,
oh esa hora, que nos
preponderó las noches en
la carga de nuestros nombres. No es
verdad, lo sé,
que viviéramos, sólo
pasó ciego un aliento entre
el allí, el no-allá y el a veces,
como un cometa silbó un ojo
hacia aquello extinguido, en las gargantas,
allí, donde se entremoría el fulgor, estaba
espléndido en tetas el tiempo,
en el ya crecía, decrecía
y recrecía lo que
es o fue o será,
yo sé,
yo sé y tú sabes, sabíamos
no sabíamos, sí
estuvimos aquí y no allí,
y a veces, cuando
sólo la nada estaba entre nosotros, nos encontramos
uno al otro totalmente.